lunes, 9 de mayo de 2011

El Panathinaikos rey de Europa


Euroliga
Final

Maccabi70
Panathinaikos78
Ficha técnica
70 - Maccabi Electra Tel Aviv (15+15+13+27): Pargo (12), Eidson (17), Pnini (8), Eliyahu (12), Schortsanitis (4) -cinco inicial- Blu (14), Hendrix (-), Burstein (-), Macvan (3) y Sharp (-).
78 - Panathinaikos (22+11+21+24): Diamantidis (16), Calathes (4), Sato (13), Fotsis (5), Vougioukas (4) -cinco inicial- Batiste (18), Maric (2), Perperoglou (2), Nicholas (14), Tsartsaris (-), Kaimakoglou (-) y Tepic (-).
Árbitros
Mitjana (ESP), Lamonica (ITA) y Lottermorser (GER). Eliminaron por cinco faltas personales a Pnini (min.40).
Incidencias
Final de la Euroliga 2011 disputada en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante unos 16.000 espectadores.
El baloncesto europeo tiene un nombre. Realmente tiene muchos, pero casi todos visten de verde y juegan para el Panathinaikos. La máquina conducida por Obradovic se ha mostrado un año más, simplemente, imparable. El Maccabi nunca puso en aprietos reales a los griegos, que se alzaron con la victoria en la final de la Euroliga (78-70). El técnico serbio del equipo heleno se corona en la competicón por octava vez, fiel a su estilo, con un baloncesto de manual.
El guion previsto por Obradovic comenzó pronto a hacerse realidad. El juego inconfundible del Panathinaikos predominaba sobre las individualidades y la alegría propuesta por Blatt desde el otro banquillo. Sin embargo, el Maccabi no cumplía del todo con su parte, porque ni el mismísmo Zeljko podría imaginar el porcentaje tan pobre en tiros de dos de los israelíes. Los macabeos vivieron de los triples y del rebote ofensivo. Se aferraron a esos argumentos y lograron hacer la goma durante todo el primer tiempo, en el que no llegaron a ceder más de siete puntos de renta. Se fueron al descanso a tres puntos del PAO (33-30). Y no era mal resultado.
Pero el acierto desde el perímetro no era un argumento lo suficientemente sólido como para parar a la máquina verde. El Panathinaikos, con su particular ritmo, constante, machacón por momentos, poco a poco a ratos, y mucho a mucho de vez en cuando, rompió el partido en el tercer cuarto. La circulación de balón helena fue espectacular y permitió a Sato anotar los tres triples más cómodos e importantes de su carrera.
Reconocimientos merecidos
Diamantidis y Batiste demostraron por qué son el MVP y el mejor '4' de la competición. Si Obradovic es el creador de un estilo, Diamantidis es su mejor ejecutor. El griego es hoy por hoy el máximo exponente del baloncesto europeo y demostró por qué ha sido incluido en el quinteto ideal de la competición, por qué ha sido elegido mejor defensor y por qué es el jugador más valioso. Es la prolongación del técnico en la pista y el tiempo del partido lleva su nombre.
El pívot americano, que acabó con 18 puntos, fue un seguro para los intereses del PAO en la pintura. No dejó de anotar durante todo el encuentro. Ese tipo de jugador lo echó demasiado de menos el Maccabi. Schortsanitis hizo un partido para olvidar y Eidson, el hombre más inspirado por parte de los de Tel Aviv, fue tan genial como intermitente. Blu dio algo de aire a los suyos desde la línea de 6,75. Pero pocos aficionados israelíes soñaban con la remontada cuando concluyó el tercer cuarto con 54-43.
En el engranaje de Obradovic funcionan todas las piezas. En el último cuarto, Nicholas compartió el protagonismo con Diamantidis. El alero de Nueva York las metió de todos los colores, y el director de orquesta siguió llevando a la práctica las líneas maestras del manual de Zeljko. Un ejemplo tras otro: robo y penetración, posesión eterna y asistencia, fiabilidad total desde el tiro libre... Estos lanzamientos se clavaban como puñales en la moral israelí.
Al Maccabi se le acababa el tiempo y ni la épica parecía ser suficiente. A falta de dos minutos ofreció su mejor cara. Presionó a toda pista y llegó a ponerse a cuatro puntos. Esa es toda la emoción que concedió un campeón serio. El técnico macabeo asumió la derrota y aprovechó los últimos segundos para regalar al veterano Sharp una nueva participación en la final de la Euroliga.
De uno en uno, hasta el 78-70 final
La fiesta helena ya era para aquel entonces imparable. Diamantidis sumaría un nuevo reconocimiento: MVP de la final. Sus puños en alto fueron, cuando aún se lanzaban los tiros libres que situarían el 78-70 final, el detonador del éxtasis griego en el Palau Sant Jordi, donde Obradovic se coronó por octava vez en el viejo continente e igualó en títulos al Real Madrid. Su estilo sale reforzado; su equipo, inmortalizado. El Panathinaikos es el baloncesto europeo.
[foto de la noticia]

No hay comentarios:

Publicar un comentario